Estas exigencias convierten el proyecto en algo inviable, según confirmó a ARNdigital la experta en industria del juego, ocio y medios, Laura Guillot. En momentos de crisis “cualquier proyecto es interesante”, pero este es “inviable” y generaría “un conflicto jurisdiccional” entre leyes locales, autonómicas y nacionales, subraya. En estos campos “hay leyes fiscales imposibles de modificar”, como la petición de cambiar la ley de prevención de blanqueo de capitales para que sólo se obligue a identificar al cliente a la entrada del casino y cuando quiera comprar o cambiar fichas por valor superior a 2.000 euros.
Además, Jaime Rodríguez, abogado de ‘Diez & Romeo abogados’ indica que la aprobación de un complejo de juego como este necesitaría un “cambio absoluto” en la normativa autonómica y estatal que permitiera crear una liberalización del juego con las menores barreras fiscales posibles. En el ámbito autonómico se traduciría, entre otras cosas, en la “abolición o la reducción al mínimo de todo el elenco de tasas que la Comunidad de Madrid tiene sobre el juego”, como la tasa que pagan por los bingos, las máquinas y aparatos automáticos, o por los casinos, apunta Rodríguez.
Otra de las condiciones que ha puesto el magnate para instalarse en territorio español, y que sería difícil cumplir, es que puedan acceder al complejo los menores de edad o aquellas personas que están incapacitadas legalmente. A día de hoy, esta imposibilidad está regulada por la ley de la Comunidad de Madrid y por la ley estatal de regulación del juego (13/2011 de 27 de mayo), explica Rodríguez. “Teniendo en cuenta el ordenamiento jurídico actual, proteccionista de los menores y los incapacitados en este ámbito, resulta prácticamente imposible pensar en la viabilidad de que se permitiera a un menor de edad, o a una persona declarada incapacitada legalmente la entrada en un recinto destinado al juego”. Guillot coincide en la “imposibilidad” de la idea.
El hecho de crear una ‘isla’ con normas exclusivas y concretas para la empresa es de “ciencia ficción” y los propios representantes políticos son conscientes de ello. Laura Guillot desvela que hay políticos de la Administración central y autonómica que le han reconocido en privado la inviabilidad del proyecto. Además, en el hipotético caso de que consiguiera salir adelante, estaríamos hablando de más de 15 años sólo para adaptar la legalidad. Sólo en aprobar la actual ley del juego “tardaron cinco años en ponerse de acuerdo”, lamenta. Es una noticia “que nos distrae”, explica Guillot, pero reconoce que puede hacer que “los inversores extranjeros se fijen en España”.
La experiencia del fracaso
Madrid, Barcelona, Alcorcón, Valdecarros, cada día es más difícil concretar el lugar exacto donde se emplazaría el ambicioso proyecto de Eurovegas. Aunque se nos escapa que “Adelson ha llamado también a otras puertas”, concreta Laura Guillot. Las reuniones se suceden entre empresario y representantes públicos de Madrid y Barcelona. Ambas ciudades se disputan una hipotética inversión de 16.900 millones de euros y 261.000 empleos. Cifras atractivas, más aún en la situación económica que nos rodea, pero difusas atendiendo a las experiencias pasadas. Esta no es la primera vez que los inversores del juego internacionales se fijan en España. Desde hace 10 años, el desierto de los Monegros (Huesca) y Ciudad Real, también saborearon el éxito de un desarrollo de características similares. Un desarrollo que nunca llegó porque se cruzó con una crisis en el camino.
En 2003 Ciudad Real empezaba a soñar con el ‘Reino de Don Quijote’, una ciudad del juego que aprovecharía el aeropuerto privado de la región, hoy en concurso de acreedores, para mejorar las comunicaciones. Cinco años después, la empresa impulsora del proyecto, Harrah’s Entertainment se descolgaba de la idea y suspendía el proyecto de manera provisional “hasta que las condiciones del mercado fueran favorables”, nunca más volvieron a pronunciarse. Después, Avantis, el grupo inmobiliario encargado del desarrollo quebró.
Todo apunta a que esta vez Las Vegas españolas tampoco podrán ser. Como experta en temas de juego, Laura Guillot sólo encuentra una posible vía: construir el complejo sobre el mar, donde se cree una gran plataforma, una especie de ‘ciudad sin ley’ donde las normas que reinen sobre el juego se adecuen a los deseos del magnate americano. Los clientes accederían a este utópico lugar en barco. Guillot asegura que en Argentina ya se ha experimentado con esta idea, la “más factible” en su opinión.
Además, Jaime Rodríguez, abogado de ‘Diez & Romeo abogados’ indica que la aprobación de un complejo de juego como este necesitaría un “cambio absoluto” en la normativa autonómica y estatal que permitiera crear una liberalización del juego con las menores barreras fiscales posibles. En el ámbito autonómico se traduciría, entre otras cosas, en la “abolición o la reducción al mínimo de todo el elenco de tasas que la Comunidad de Madrid tiene sobre el juego”, como la tasa que pagan por los bingos, las máquinas y aparatos automáticos, o por los casinos, apunta Rodríguez.
Otra de las condiciones que ha puesto el magnate para instalarse en territorio español, y que sería difícil cumplir, es que puedan acceder al complejo los menores de edad o aquellas personas que están incapacitadas legalmente. A día de hoy, esta imposibilidad está regulada por la ley de la Comunidad de Madrid y por la ley estatal de regulación del juego (13/2011 de 27 de mayo), explica Rodríguez. “Teniendo en cuenta el ordenamiento jurídico actual, proteccionista de los menores y los incapacitados en este ámbito, resulta prácticamente imposible pensar en la viabilidad de que se permitiera a un menor de edad, o a una persona declarada incapacitada legalmente la entrada en un recinto destinado al juego”. Guillot coincide en la “imposibilidad” de la idea.
El hecho de crear una ‘isla’ con normas exclusivas y concretas para la empresa es de “ciencia ficción” y los propios representantes políticos son conscientes de ello. Laura Guillot desvela que hay políticos de la Administración central y autonómica que le han reconocido en privado la inviabilidad del proyecto. Además, en el hipotético caso de que consiguiera salir adelante, estaríamos hablando de más de 15 años sólo para adaptar la legalidad. Sólo en aprobar la actual ley del juego “tardaron cinco años en ponerse de acuerdo”, lamenta. Es una noticia “que nos distrae”, explica Guillot, pero reconoce que puede hacer que “los inversores extranjeros se fijen en España”.
La experiencia del fracaso
Madrid, Barcelona, Alcorcón, Valdecarros, cada día es más difícil concretar el lugar exacto donde se emplazaría el ambicioso proyecto de Eurovegas. Aunque se nos escapa que “Adelson ha llamado también a otras puertas”, concreta Laura Guillot. Las reuniones se suceden entre empresario y representantes públicos de Madrid y Barcelona. Ambas ciudades se disputan una hipotética inversión de 16.900 millones de euros y 261.000 empleos. Cifras atractivas, más aún en la situación económica que nos rodea, pero difusas atendiendo a las experiencias pasadas. Esta no es la primera vez que los inversores del juego internacionales se fijan en España. Desde hace 10 años, el desierto de los Monegros (Huesca) y Ciudad Real, también saborearon el éxito de un desarrollo de características similares. Un desarrollo que nunca llegó porque se cruzó con una crisis en el camino.
En 2003 Ciudad Real empezaba a soñar con el ‘Reino de Don Quijote’, una ciudad del juego que aprovecharía el aeropuerto privado de la región, hoy en concurso de acreedores, para mejorar las comunicaciones. Cinco años después, la empresa impulsora del proyecto, Harrah’s Entertainment se descolgaba de la idea y suspendía el proyecto de manera provisional “hasta que las condiciones del mercado fueran favorables”, nunca más volvieron a pronunciarse. Después, Avantis, el grupo inmobiliario encargado del desarrollo quebró.
Todo apunta a que esta vez Las Vegas españolas tampoco podrán ser. Como experta en temas de juego, Laura Guillot sólo encuentra una posible vía: construir el complejo sobre el mar, donde se cree una gran plataforma, una especie de ‘ciudad sin ley’ donde las normas que reinen sobre el juego se adecuen a los deseos del magnate americano. Los clientes accederían a este utópico lugar en barco. Guillot asegura que en Argentina ya se ha experimentado con esta idea, la “más factible” en su opinión.
Fuente: ARN digital
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